En el año 1990, se descubrió por casualidad una balsa romana y varios restos de cerámica campaniense en Los Diegos (Los Alcázares). Dicha balsa, había permanecido oculta más de 2 mil años y en la actualidad los entendidos no logran ponerse de acuerdo para explicar qué función desempeñaba exactamente.
En realidad se trata de dos estanques que suman unas dimensiones de 7,45 por 13,70 metros, están conectadas por un canal y la balsa menor funcionaría como decantador. Es posible que fuera utilizado por un asentamiento romano, para almacenar el agua de lluvia o sirviera en alguna explotación industrial para la maceración de tallos de esparto o la fabricación de arcilla.
Lo único que queda claro después de su estudio, es que la balsa está construida con materiales de la zona: piedra recogida en las inmediaciones, argamasa de cal y arena de playa. En esta mezcla abundan los restos de moluscos propios del Mar Menor: como el berberecho, el múrex o el arca de Noé.