Tal vez sea la tradición militar y fronteriza, que en la Edad Media ostentaba Caravaca de la Cruz, la que ha originado infinidad de leyendas en esta ciudad donde, sin ir más lejos, apreció milagrosamente un trocito de la cruz donde murió Cristo.
Así que tenemos un origen guerrero y religioso que explica sin duda la presencia de los “monjes soldado”. Los Caballeros de la Orden del Temple.
El caso es que a la Torre de las Fuentes del Marqués se la conoce popularmente como Torreón de los Templarios, por creer algunos que el edificio fue levantado por dichos cruzados. O tal vez dicho nombre provenga de una curiosa cueva excavada en la roca tras el torreón, que puede alimentar más si cabe la leyenda local.
Pero no es así. La Torre de los Templarios no fue levantada por los mismos. Se trata del edificio superviviente de una antigua hacienda agrícola y ganadera fechada a mediados del siglo XVII. Dicha torre sería la residencia doméstica de un conjunto de almacenes, casa para labriegos, aperos, bodega, corrales y hasta una ermita.
Construida con sillería de piedra proveniente de las montañas de Caravaca, alcanza una altura de tres plantas y está culminada por un tejado a 4 aguas.
El origen de la hacienda está relacionado con la figura de Rodrigo de Moya, que fue alcaide de Caravaca durante el mandato de Pedro Fajardo, primer Marqués de los Vélez.
Como hemos mencionado antes, en la parte trasera de la torre se ubica una cueva excavada en la roca en planta cuadrada a modo de estancia con un pilar central que forma cuatro pequeñas estancias con arcos de medio punto y bóvedas de arista.