Desde la Edad Media la localidad de Aljucer, como otros pueblos en la huerta de Murcia, estaba dividida en distintos núcleos de población.
Durante la dominación árabe estos núcleos eran los Rabat Algidit, Albadel o La Alffarrayra. Cuando estas tierras fueron conquistadas por los castellanos, estos nombres fueron sustituidos.
Eran muy comunes en esta época los ataques de bandoleros a las propiedades agrícolas y sus gentes. Para su protección, los señores del lugar mandaban construir casas-torre vigías que avisaban a los moradores cuando llegaban inoportunos visitantes.
Los huertanos construían sus barracas cerca de las torres buscando amparo. En Aljucer se levantaban varias de estas edificaciones: Torrehidalgo, Torre Elena, Torresalinas, Torre Don Miguel, Torre de los Alburquerques y Torre de Poyo.
A mitad de camino entre Aljucer y La Alberca se encuentra Salabosque. En este lugar se levantaba la Torre de los Poyo, cuyo emplazamiento lo ocupa ahora un edificio. Los Poyo eran una familia noble de origen aragonés que tomaron responsabilidades de gobierno cuando arribaron al Reino de Murcia. Así encontramos que Alonso del Poyo fue regidor de la ciudad de Murcia en 1393 y Joán del Poyo fue alcaide de Mula en 1432. Eran tiempos del primer Marqués de Los Vélez.
Anexa a su torre los Poyo mandaron levantar una ermita consagrada a San Roque que se mantiene hoy día en pie. En sus inicios en esta ermita consagraban los frailes franciscanos de Santa Catalina del Monte y ha sufrido diferentes remodelaciones a lo largo de los siglos.
En la fachada de la ermita se encuentra el escudo de armas de los Poyo [más escudos heráldicos en Aljucer]. Los emblemas que porta son los siguientes: un pino sobre ondas de mar, dos lobos, campo de plata y un león rampante.
Fuente: Aljucer (Ensayo Histórico). José Mateo Carnicer
La basura y la anarquía hacen de Aljucer un lugar desagradable y feo.