Muchas anécdotas han ocurrido en torno a la Torre de la Catedral de Murcia, a lo largo de su existencia. La que vamos a contar ahora no hace mucho que pasó, pero no por ello es menos impactante.
Corría el año 1963, Murcia se encontraba (al igual que toda España) en los últimos coletazos del franquismo. El Partido Comunista ya contaba con militantes en la ciudad dispuestos a llevar a cabo acciones de riesgo. Tres de estos militantes se preparan para realizar un mediático y vistoso golpe de efecto, se tratan de: Blas Larrosa, Leopoldo Larrosa y Antonio Aliaga.