Durante la segunda mitad del siglo XVIII, España vivió una época de proyectos y obras públicas concebidas por los Ilustrados.
Había motivos para ello, ya que el aumento de la población subió la demanda de los productos de primera necesidad y las materias primas, lo que hizo plantear la mejora de carreteras para abastecer mejor a los núcleos urbanos.
Por otro lado, el gobierno central de Madrid había planteado crear una red de carreteras que uniese la periferia con la capital española. Así fueron como se iniciaron las obras de las Carreteras Reales por toda la geografía nacional, entre ellas la carretera del Palmar.