Al murciano Ricardo Codorniú le llamaban “el Apóstol del árbol”. Y no sin razón, ya que fue uno de los naturalistas más importantes de su época. Entre otras cosas, los murcianos le debemos, la reforestación de Sierra Espuña y la recuperación de numerosas especies autóctonas.
A este ingeniero de montes, Murcia le rindió homenaje con una escultura a los pies del gran ficus de Santo Domingo (otro monumento natural de la ciudad, plantado en 1893), que fue inaugurada en 1926.
La obra en piedra, la realizó uno de los más grandes escultores murcianos de todos los tiempos: José Planes. Y quien mejor para restaurar la escultura que el nieto del autor, el también escultor José Planes Lastra.