Salinas del Rasall y Salinas de Marchamalo. Las salinas y la producción industrial salinera, han sido siempre un buen hilo conductor entre el hombre y la naturaleza, a fin de mantener el equilibrio sostenible y natural.
De este modo el método tradicional de producción de sal, resulta importante para la supervivencia de multitud de animales y plantas que tienen su morada en las inmediaciones de las salinas.
La costa murciana por su geografía, ha sido muy proclive a albergar producciones salineras. Famosas son las de San Pedro del Pinatar pero hay otras muchas como las que se encuentran en el entorno del Mar Menor.
Por ejemplo las Salinas del Rasall (Parque Regional de Calblanque) y las Salinas de Marchamalo (Cabo de Palos), han sido testigos de la relevante tradición salinera en las proximidades del Mar Menor, además de albergar animales y plantas amenazados. Las Salinas del Rasall y Marchamalo son ZEPA (Zona Especial Protección Aves) del Mar Menor y LIC (Lugar Importancia Comunitaria), además las de Marchamalo forman parte de un Paisaje Protegido.
Los técnicos nos informan del #aumento #biodiversidad en las #SalinasdelRasall????Destaca la presencia de #Nacra(Pinna nobilis)#Gestiónsalinera pic.twitter.com/V40BPxyUmU
— Calblanque Parque (@CalblanquePR) 8 de abril de 2017
Las Salinas del mar menor!¡ @Cartagena_Spain @TurisCartagena @AytoCartagenaES @parajesxvisitar @DescubreMurcia pic.twitter.com/cGq7nsFXXQ
— Miguel P.S (@MiguelPS90) 24 de agosto de 2016
Salinas del Rasall y Marchamalo, vuelta a la tradición
Como hemos dicho, el abandono de la producción salinera se convierte en un revés para la conservación de la fauna y flora autóctonos. Por otro lado hay que añadir que otras salinas del entorno del Mar Menor que abandonaron su actividad productora, han perdido su riqueza cultural, histórica, ecológica y paisajística.
A modo de poner en valor y concienciar a la población de este patrimonio natural y cultural, la Asociación Calblanque revive cada otoño la tradicional cosecha de la sal, tanto en las Salinas del Rasall como en las de Marchamalo. Para ello los participantes utilizan herramientas artesanales y se ponen en práctica técnicas tradicionales. Estas actividades se completan charlas, talleres y rutas senderistas que explican la fauna, flora e historia de dichos lugares.