La laguna salada, natural y protegida del Mar Menor es, principalmente, el desagüe natural del campo de Cartagena. Allí es donde van a parar las aguas recogidas por las numerosas ramblas de la zona.
Así se ha comprobado una vez más, tras las lluvias torrenciales de los últimos 15 días. Han sido toneladas de tierra, piedra y ramas, las que han ido a parar a la laguna. Pero también plásticos, sustancias químicas, fertilizantes, pesticidas, mangueras de regadío y abonos. Las toneladas de lodo y sedimentos que terminan por cubrir el suelo del Mar Menor, pueden afectar a la biosfera que allí vive; como es el caso de las algas que necesitan luz para sobrevivir. También es bastante lógico pensar, que esta cantidad de tierra acumulada, merma la profundidad del lago.
Pero pensando que la naturaleza es sabia y contando con que, estas bajantes de agua llevan siglos vertiendo de manera natural depósitos al mar. Podemos descansar tranquilos, ya que es fácil comprobar que hasta el momento, el Mar Menor sigue con nosotros. Ya sabrá la madre naturaleza distribuir estos lodos y evitar la “extinción” de esta joya del Mediterráneo. Y es que de forma totalmente natural, siempre ha habido un “tráfico” de arena que abastecía a las playas de La Manga y de la laguna. Pero esto se ha frenado irremediablemente, debido a las moles de edificios construidos en la lengua de arena que es La Manga.
Claro que el problema no es éste. Volvamos a los plásticos, sustancias químicas, fertilizantes, pesticidas y abonos. Si a esto sumamos los vertidos que se producen (por ejemplo los de la depuradora de Los Alcázares, que tira sus residuos a la rambla del Albujón), más la superpoblación en verano, la macroconstrucción de La Manga, el tráfico marítimo y un largo etcétera. Encontramos el verdadero drama del Mar Menor.
Volviendo a las cantidades de tierra que arrastran las ramblas al Mar Menor. ¿Sabían que gracias a las odiadas medusas, el Mar Menor mantiene una buena cantidad de agua limpia? Si no fuera por las medusas, la laguna se habría convertido en una especie de densa y espesa sopa. Estos animales filtran el agua, la van purificando y compactan los restos sólidos.
Soluciones para frenar la degradación del Mar Menor, hay. Pero la pregunta es: ¿hay voluntad? La respuesta al deterioro, siempre la encontraremos en la naturaleza misma. Son varias asociaciones ecologistas, las que están repartiendo plantas y arbustos autóctonos entre los agricultores de Cartagena. Estos vegetales se pueden plantar en las inmediaciones de las explotaciones agrícolas, son una eficiente barrera natural contra los plásticos, pesticidas e incluso plagas. Por algo habrá que empezar…