Se encontraba esta puerta en la muralla medieval de Murcia. Más o menos por donde se sitúa actualmente la iglesia de San Antolín.
Este nombre de «puerta de la Traición», guarda una curiosa leyenda. El infante don Enrique de Aragón puso cerco a la ciudad de Murcia, apoderándose de los ganados, cosechas y demás caseríos de su alrededor.
Duró el cerco 20 días. Pero el infante no se encontraba solo, dentro de las murallas murcianas contaba con infiltrados que le ayudarían en su asalto. Entre éstos destacaba el Regidor de la ciudad Sáncho, el cual trazó un plan: en un descuido de la guardia, abriría una de las puertas para que el infante y sus tropas plantase batalla intramuros.
Pero enterado el Corregidor Montalvo, junto con el alcalde de la ciudad y la mayoría de los murcianos, acudieron en defensa de la puerta ya abierta por donde empezaban a entrar los sitiadores. Finalmente consiguieron rechazar la invasión.
Desde entonces se la llamó «Puerta de la Traición». En su obra “Fajardo el Bravo”, el profesor Torres Fontes hace referencia a este suceso.
Pasaron los años y en 1911, a los señores que mandaban en nuestra Murcia, les pareció que este nombre “de la Traición” era poco conveniente. Así que ni cortos ni perezosos rebautizaron la calle que por allí pasaba y le pusieron «calle de la Lealtad».
Fuente: Callejero Murciano. Nicolás Ortega Pagán, Nicolás y José Ortega Lorca
Foto: restos de la muralla de Murcia en la calle Verónicas