Al Papa Julio II le llamaban “el Papa Guerrero” por la cantidad de episodios bélicos que libró durante su vida.
Fue enemigo acérrimo de los Borgia y al mismo tiempo uno de los grandes mecenas de la historia. Bajo su pontificado se iniciaron las obras de la Basílica de San Pedro del Vaticano y tuvo bajo su protección a Rafael y Miguel Ángel, con el que tuvo sus más y sus menos cuando éste pintó la Capilla Sixtina.