En el siglo XV, Murcia es la única ciudad importante del Reino.
En ella reside el Adelantado, el Corregidor, el Obispo y a partir de 1488 el Tribunal de la Santa Inquisición. Posee la única Catedral, 11 parroquias y la judería más grande del Reino.
Además mantiene un flujo inmigratorio muy importante, no solo de españoles sino de extranjeros también. Entre ellos destacan los genoveses comerciantes de lana, que no dudan en emparentarse con mocicas murcianas para tener linaje arraigado de nuestra tierra.
El 12 de enero de 1484, tuvo lugar un hecho que sitúa a Murcia a la cabeza de las ciudades españolas. Resulta que el tipógrafo Alfonso Fernández de Córdoba, que venía de Valencia, trajo consigo una imprenta. En Murcia terminó de editar el Breviarium Carthaginense, confeccionado para el Obispo. Se trata del primer libro conservado de la historia de la imprenta murciana. El único ejemplar, que se tenga noticia, de este incunable se encuentra en la biblioteca de un seminario italiano.
Fuente: Breve Historia de la Región de Murcia. Juan González Castaño.
[ «ya en 1487 estaba implantada en Murcia la imprenta, y era la séptima que se establecía en España, siendo los primeros libros impresos aquí los de Alonso de Cartagena, y algunos de su protegido Rodríguez de Almela, autor de «Las Batallas Campales» y el «Valerio de las historias escolásticas de España» Fuente: Mosaico de Murcia José Luis Castillo-Puche]
Según nos cuenta Alfonso de los Reyes, en su libro “De San Fulgencio a Paco Rabal”. Fue el cronista murciano Diego Rodríguez Almela, el que trajo de Burgos el primer impresor de la ciudad, sobre el año 1483. El impresor se llamaba Lope de Roca y era alemán. Siendo el primer libro impreso el “Oracional” de Alonso de Cartagena y después se imprimieron “Las Batallas Campales” y “Valerio”.