Era costumbre desde la Edad Media, que todos los comerciantes del mismo gremio se estableciesen en la misma calle.
De este modo se conservan en el callejero de la ciudad de Murcia, nombres como Platería, Trapería o Jabonerías.
El gremio de los turroneros se estableció en el barrio de San Antolín y la calle Turroneros acuñó su nombre por tradición popular. Une la plaza de Sandoval con la de Federico Balart.
En el año 1815 quedaron reformadas las ordenanzas del gremio. Este cambio en sus normas, vino impuesto por el intrusismo existente en la profesión y que tantos perjuicios había ocasionado al sector. Se multaba y retiraba el género a todos aquellos que fabricaban y vendían turrones sin pertenecer al gremio.
El afán por proteger la autenticidad en el producto, no era algo nuevo para los murcianos. Se conocen las leyes que regulaban la fabricación de los Pasteles de Carne, desde la época de Alfonso X el Sabio.
El gremio de los turroneros de Murcia defendió siempre con tenacidad sus derechos. En 1816 se enfrentaron a sus colegas de Jijona, a quienes se les prohibió la venta de sus famosos turrones en Murcia. No llegó la sangre al río, pronto llegaron a un acuerdo y los de Jijona pudieron “colocar” su género en las calles de Murcia.
Fuentes: Callejero Murciano. Nicolás Ortega Pagán, Nicolás y José Ortega Lorca