Todo el año trabajando para disfrutar en agosto de 15 días o un mes, el más afortunado, de merecidas vacaciones en cualquier rincón del Mar Menor. Por ejemplo, Los Alcázares.
Seguro que este planteamiento os suena a muchos de vosotros, pero lo cierto es que no es cosa nueva de hace unas décadas. Ya desde el siglo XVII, procedentes de los interiores de la Huerta de Murcia y a veces hasta del Altiplano, oleadas de murcianos se dirigían a las playas del Mar Menor, principalmente a Los Alcázares, para sus vacaciones estivales.
¿Y cómo hacían estos huertanos, carentes de recursos económicos y sin segunda residencia, para veranear un par de semanas en la playa? Pues muy fácil, amarraban los bueyes y las mulas a sus tartanas y carros, los cargaban de provisiones y enseres, y formaban un auténtico campamento en la misma arena de la playa. Sin temor entonces a la conocida hoy día, Ley de Costas.
Esta tradición está documentada desde el siglo XVII, así lo cuenta el escritor cartagenero Isidoro Martínez Rizo. Pero no solo él, también el viajero Madoz en su famoso diccionario de lugares y pueblos de España, nos narra que esta fiesta duraba del 15 al 30 de agosto y era una romería a la que se iba a descansar y a bañarse, terminadas las labores estivales.
Así se fue consolidando durante siglos la conocida Fiesta del Mar. Rescatada hoy día con los nombres de Semana de la Huerta y el Mar o Romería de Los Alcázares. Los Alcázares, ese lugar donde se construyó el primer puerto del Mar Menor, por el cual se comercializaba con el resto del Mediterráneo. Lugar también donde se ubica la Torre del Rame, atalaya vigilante contra piratas y demás enemigos de la patria.
De este modo, durante estas semanas de jolgorio huertano, se juntaban el botijo, la morcilla, el tomate, el ajo, la ñora y la cebolla; con la gamba, los pescados, el caldero y el pulpo. Buena combinación para seguir nutriendo de buenos platos, nuestra gastronomía murciana. Posiblemente la mejor del mundo, ya que trabajamos de “tú a tú”, con los mejores productos de la huerta y el mar.
Fuente: Mosaico de Murcia. José Luis Castillo-Puche