La iglesia de la Merced, junto a la Universidad, guarda una imagen y una historia curiosa: la Virgen del Cuello Tuerto o “torcío”.
La cosa fue así. Estamos en la Murcia del siglo XVII, resulta que había una murciana muy guapa a la cual pretendía un mozo. El chaval se ponía valiente cuando estaba con ella, y ésta se le resistía porque quería tener una relación formal, como Dios manda.
Al final la zagala consiguió llevar al muchacho, medio a rastras, ante la Virgen de los Remedios (la del cuello tuerto) en la iglesia de La Merced. Y le hizo prometer primero que la respetaría y después que se casaría con ella.
El muchacho tuvo que partir a la guerra (no sabemos cual… pero eso ahora no importa) y ella por supuesto le guardó ausencia. Cuando regresó el soldado resulta que no se acordaba bien de la promesa que le había hecho a esta murciana tan guapa. Parece ser que en la guerra había tenido sus «escarceos», no solamente con el enemigo, y eso le había borrado la memoria.
Ella muy ofendida le llevó frente a la virgen para ver si así se le aclaraba la memoria. Nada, el chaval que decía que no se acordaba de nada y que no había prometido nada y que se iba que había quedado con unos amigotes para tomarse unas cañas y tal….
Tal cabreo se cogió la Virgen de los Remedios que inclinó la cabeza en favor de la muchacha y dejando al mozo «blanco» de estupor. Desde entonces se la conoce, a la virgen, como la del «cuello tuerto».
Al final de la historia no queda claro si se casaron o no. Yo creo que la zagala lo mandaría a paseo, que las murcianas son muy listas para estas cosas.
Lo único que queda claro a día de hoy es que la Virgen sigue con el cuello “tuerto”. Así que llevar “cuidao” zagales, no le deis disgustos a las mozas; que si os llevan a más de uno ante la Virgen de los Remedios en La Merced lo mismo le enderezáis el cuello.