El Cabezo del Castellar de Mazarrón es un islote acantilado de 26 metros de altura, unido a tierra por un tómbolo de tan solo 12 metros.
Sirve como frontera natural entre las playas del Castellar (playa Grande) y playa de Nares.
Toda la roca en sí y sus aguas, forman un yacimiento arqueológico donde se han documentado restos fenicios, ibéricos, romanos, islámicos y modernos.
Los materiales hallados de época fenicia, se corresponden a cerámicas de almacenamiento. Esto indica que el Cerro del Castellar habría funcionado como un pequeño embarcadero para el intercambio y redistribución de productos importados.
Los materiales más abundantes son los de época tardoromana: cerámica que apareció asociada a hornos y a estructuras relacionadas con la fabricación de salazones. Es posible que en el mismo cabezo, se ubicase una factoría de salazones de gran tamaño.
Asociado a los salazones, hay unas formas cerámicas determinadas llamadas “ánforas de salazón” o spatheia. Anforitas de pequeño tamaño en las que una vez almacenado el producto, se sellaba con corcho, argamasa o puzzolana (roca volcánica) para que el producto aguantase los largos trayectos en barco.
A este tipo de cerámica corresponden la mayor parte de los materiales encontrados en el Castellar, aunque también hay vajilla de mesa (sigillata clara, de procedencia africana), cerámicas de cocina y otros tipos anfóricos utilizados en parte para contener salazón.
Fuente: regmurcia