A mediados del siglo XVII, Molina de Segura sufrió dos grandes catástrofes: la riada de San Calixto (14/15 Octubre 1651) y la peste bubónica de 1648.
Resulta que el depósito de alimentos que abastecía la ciudad de Murcia se encontraba en Molina. Cuando éste se vio afectado, se propagó la epidemia. De los 200 vecinos que poblaban Molina, solo quedaron 40. Huyendo del contagio, muchos de ellos se instalaron en otros lugares y otros tantos murieron. Entre los fallecidos se encontraban el alcalde y algunos regidores.
La única manera de luchar que había contra la peste, era la quema de todo lo que había estado en contacto con el enfermo: ropas, camas, muebles, incluso la propia vivienda. Grandes hogueras se formaban en las calles para “purificar el aire”, ya que se pensaba, que el contagio se producía a través de este medio.
Fuente: Murcia palmo a palmo 2. La Peste de 1648. Antonio de los Reyes García.