«¿Habéis estado en el Museo de Arte Ibérico de Mula? ¿no? pues muy mal hecho. Allí hay una inscripción en línea espiral muy interesante.»
Esta invitación nos la propone el escritor murciano Santiago Delgado a través de uno los protagonista de su novela La Dama del Mar Menor.
En dicha novela también se nos cuenta la peculiaridad de la misteriosa escritura de los antiguos iberos: se puede leer pero todavía no la sabemos traducir.
A groso modo diré que escritura ibérica hay dos existentes en la península: la levantina y la de la Alta Andalucía-Portugal. Testimonios escritos ibéricos se han encontrado sobre todo en tumbas y lugares funerarios sobre plomos, platos y vajillas.
La escritura mejor conocida es la levantina, curiosamente puede leerse. Sabemos el valor fonético de sus letras al conocerse el alfabeto en que está redactada, pero no se sabe traducir. Ya que, hasta el día de hoy, no hemos encontrado textos bilingües greco-ibéricos o ibero-latinos que, cual piedra Rosetta, nos permita entender lo que dice.
Testimonios de esta escritura en Murcia tenemos: Coimbra del Barranco Ancho (Jumilla) o el Cigarralejo (Mula). Precisamente en el Cigarralejo apareció un curioso plomo circular en una tumba, tenía escritas 7 líneas en escritura greco-ibérica. Los iberos incineraban a sus muertos y el disco quedó muy dañado por el fuego funerario.
Aún así sabemos que se trata de una tabella defixionum, un mensaje para que el difunto lo entregase a los dioses. En la mayoría de las veces, estos mensajes solicitaban el favor del dios ibero para que enviara algún tipo de maldición o desgracia hacia los enemigos del difunto o familiares.
Tal vez algún día se pueda traducir el idioma ibero y podamos descubrir que narra la maldición del Cigarralejo.
Fuente: Breve Historia de la Región de Murcia. Juan González Castaño.