En Algezares se produce una curiosa coincidencia que pone de manifiesto la importancia del agua para los murcianos de todos los tiempos.
El Santuario de la Luz estaba consagrado a Deméter, diosa griega de la agricultura. Cuya imagen presidía desde la montaña la vega del Segura en el siglo III a.C. En este Santuario se realizaban ritos y plegarias con el fin de que los dioses trajeran la lluvia para las cosechas.
Cerca de allí, 20 siglos más tarde, otra imagen preside la ciudad de Murcia: la Virgen de la Fuensanta. La Fuensanta fue aclamada como patrona gracias a su facilidad para atraer la tan necesitada lluvia.
La historia de la patrona de Murcia arranca en 1694, cuando las plegarias de los devotos huertanos consiguieron que la lluvia cayera sobre Murcia abundantemente. Fue en tres ocasiones: el 17 de enero, el 27 de abril y el 22 de mayo de ese año. Incluso en la primera de ellas nevó copiosamente, lo que convenció a los murcianos para coronar a la Fuensanta. Y es que en Murcia no nieva todos los días.
Foto: Busto de diosa de influencia mediterránea encontrado en el Santuario de La Luz, Verdolay (La Alberca, Murcia). Está tocada con unos polos y en la parte posterior con «himation» que cae a ambos lados del rostro. Se encuentra en el Museo Arqueológico de Murcia MAM.