Si hay una lacra que ha pesado (y pesa) en la imagen de Murcia a lo largo de los últimos siglos, es sin duda la contaminación de nuestro río, el Segura.
Es cierto que se ha avanzado mucho en la recuperación de esta artería principal, sin la cual no existiría nuestra ciudad. Y como muestra tenemos la cantidad de aves acuáticas que anidan en sus márgenes.
Encontrar un culpable al problema, puede ser relativamente fácil: los productos químicos agrarios y, sobre todo, la industria que durante siglos ha volcado vertidos al Segura.
Pero podemos volver la vista atrás mucho más de lo que imaginamos. Hasta 1371, cuando los vertidos de las industrias de lino, cáñamo o esparto, produjeron las primeras voces de alarma en Murcia y Orihuela, en contra de la contaminación del Segura.
Más tarde, en 1495, el Ayuntamiento obligó a los murcianos a coger agua en el tramo del río anterior al primer azud de los molinos, por estar contaminado a partir de ahí acausa de los vertidos industriales.
Fuente: Murcia y el agua: Historia de una pasión.
Una disposición dictada por el Concejo de Mula en 1523, ordena que las balsas de cocer lino no sean vertidas en los brazales de las acequias, ya que contaminaban el río.