La ciudad de Ábula, ya era conocida en tiempo de Cartagineses y Romanos según Tholomeo (en sus Tablas), Estrabón, Antonio Pio (en su Itinerario), Pomponio Mela y otros célebres geógrafos e historiadores clásicos.
El nombre de Ábula tiene raíz hebrea (fenicia) y significa “punto elevado”. Esta descripción coincide perfectamente con la posición topográfica de la ciudad. Así que no hay duda de que lo que fue Ábula es hoy día Bullas.
Como pruebas arqueológicas y científicas, Bullas cuenta con las ruinas de dos fuertes castillos además de estatuas, lápidas, monedas y sillares de diferentes épocas. Según otros investigadores, la ciudad de Ábula Batistana fue en la que San Segundo estableció su cátedra evangélica y existen documentos que prueban la existencia en tiempo de los Godos de una ciudad llamada Bullae Regiae.
En el año 1238 la ciudad fue conquistada a los musulmanes por el Rey Jaime de Aragón y al poco tiempo cedida a los Templarios. Otra vez pasó a manos de los musulmanes, tras el cerco y conquista de Alí-Mohamet, Alcaide de Huescar.
La reconquista cristiana vino de la mano del Adelantado Mayor del Reino, ayudado por los vecinos de Cehegín. Tras unas encarnizadas batallas, en las que solo quedaron en pie unas pocas ruinas muy deterioradas, de una de sus fortalezas y cinco casas. Estas casas aún permanecen en el pueblo y corresponden al Conde de Balazote, al Marqués de Contadero, al Conde de Sástago, a D. Antonio Fernández Capel y a D. Fernando López
Tan arrasado quedó el pueblo, que no pudieron mantener el rango de “villa” y Bullas fue incorporado al municipio de Cehegín, hasta el año 1615 en que se concedió el Señorío de Bullas con jurisdicción civil y criminal propia.
Fuente: Murcia en el Siglo XX. Los signos de identidad de la Villa de Bullas. Juan Sánchez Pérez
Foto: Salto del Usero (río Mula) en Bullas
No parece muy de recibo decir que Bullas fue conquistada en 1238 por Jaime de Aragón, ya que el reino de Murcia cae en manos aragonesas en 1265 y no se completa la conquista hasta inicios del siglo XIV.