Tanto es así que los tres hermanos Zabálburu fueron distinguidos con el título de hijos adoptivos de la Ciudad de Murcia.
Entre otras cosas, hicieron donaciones para construir un manicomio y ofrecieron grandes sumas de dinero para paliar la famosa riada de Santa Teresa.
El Edificio Zabálburu es justo el que se encuentra pegado al Hotel Victoria, en el Plano de San Francisco. La familia lo construyó en unos terrenos de su propiedad a finales del siglo XIX.
Otro legado que nos queda en Murcia de los Zabálburu, es el centro educativo Cierva Peñafiel, junto a la iglesia de Santo Domingo. Los terrenos fueron cedidos por la familia para la construcción del colegio. En reconocimiento, el Ayuntamiento llamó a la calle anexa Basabé, que une la Plaza de Santo Domingo con el Teatro Romea.
Una calle extraña [el lateral de la Iglesia Santo Domingo y el colegio], sin comercios ni portales en el centro de la ciudad. Bueno, al menos los del colegio la cierran con una verja y sirve de patio para los zagales, algo es algo.
En la obra: «Murcia, paso a paso» de Culebras Díaz, cita a D. Francisco Zabálburu Basabé. Los dos apellidos con tilde.
También es cierto que en «Callejero Murciano» de Ortega Pagán, aparece Zabalburu y Basabe. Los dos apellidos sin tilde.
¡Saludos!— Descubriendo Murcia (@DescubreMurcia) 7 de diciembre de 2017
Los Zabálburu, familia precedente de Bilbao, tenían posesiones en Aljucer. Probaron su nobleza en la Orden de Santiago, en 1695. Su escudo de armas se componía de: en campo de oro un árbol de sinople y dos lobos de sable, andantes, al pie del tronco; bordadura de gules, con tres flores de lis de oro.
Fuente: Aljucer (Ensayo Histórico). José Mateo Carnicer.