ANSE ha levantado la voz de alarma sobre la situación de las Salinas de Marchamalo (Mar Menor) y las Salinas del Rasall (Calblanque).
Ambos humedales, se encuentran en un estado avanzado de desecación y la poca agua que mantienen, resulta insuficiente para el mantenimiento de los procesos ecológicos y la conservación de la biodiversidad.
Este es el resultado del abandono de una de las prácticas tradicionales en estas zonas: la extracción artesanal de la sal. La perdida de esta industria, ha potenciado que se acumulen sales y sedimentos nocivos, que al no ser retirados diezman los recursos naturales de la zona. Por parte de ANSE, se intentó un acuerdo con la Dirección General de Costas del Ministerio, la Comunidad y los propietarios de las salinas para intentar recuperar la extracción artesanal de sal. Pero hasta el momento no ha habido respuesta por parte de nadie.
Se necesitan tomar medidas urgentes que garanticen la recuperación y mantenimiento de las salinas. Lo primero sería aumentar el caudal de los humedales, para que las aves acuáticas puedan volver a nidificar en ellos. Hay que destacar que estos lugares han sido declarados: Espacio Natural Protegido, LIC (Lugar de Importancia Comunitaria), ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves), Zona Especialmente Protegida de Interés para el Mediterráneo (ZEPIM) y Humedal de Importancia Internacional Ramsar. Todos estos reconocimientos son debidos a su elevado valor ambiental.
Las Salinas de Marchamalo eran, junto con las de San Pedro, las únicas en la Región que presentaban una lámina de agua permanente acogiendo un importante número de aves acuáticas, así como una interesante población de fartet, un pez endémico en peligro de extinción. El resto de salinas del litoral murciano se encuentran abandonadas, como por ejemplo las de Lo Poyo (Mar Menor), Mazarrón o Los Narejos.