Tenemos dos teorías para establecer el origen toponómico de la pedanía murciana de El Palmar.
La primera de ellas nos cuenta que bien podría proceder del término «palomar» por la gran afición a la colombicultura que desde la edad media hay en la zona.
Pero también es cierto que los restos arqueológicos en el lugar, nos indican la existencia de un pequeño núcleo de población romano perteneciente al siglo II a.C. Este «caserío» romano era utilizado para dar descanso a los que se desplazaban por la Via Augusta. Aquella que comunicaba Cartagena con el interior de la Región de Murcia atravesando el puerto de La Cadena.
Los palmerales fenicios y la Vía Augusta
Esta presencia romana hace pensar que fue aquella civilización la que bautizó el lugar con el topónimo «El Palmar». Debido a la gran cantidad de palmeras y palmitos que se encontraban en la zona. Algunos autores ven la impronta fenicia en este palmeral al igual que en otros como los del río Chícamo en Abanilla.
Así que esta última teoría fenicio-romana es la que parece tener más peso, ya que antaño era común nombrar los lugares por detalles geográficos o, en este caso, botánicos.
Tenemos un Palmar romano cuya existencia se debía a un ramal de la Vía Augusta que estaba provisto de fondas, ventas y establos en los cuales se cobraban tasas que eran invertidas en el mantenimiento de la vía. Muchas de estas «ventas» han perdurado con el paso de los siglos, por ejemplo nuestra generación a conocido las famosas Venta la Paloma o la Venta de La Virgen en el puerto de La Cadena.
A finales del siglo XVIII se inician las obras del Camino Real de las Cadenas que sustituirá la antigua vía romana y que más tarde se convertiría en la actual carretera de El Palmar. De este Camino Real de las Cadenas poco queda bajo las costras de cemento, bueno sí… algún maltrecho y enterrado puente histórico del que ya hablamos en su día.
Fuente: Historia de la Villa de El Palmar. Francisco Jiménez