Según cuenta una leyenda en Cartagena, a principios del siglo XVII había en la ciudad un monje un tanto especial. Pertenecía este fraile al Monasterio de San Diego. Pero no hacía vida conventual, al contrario, era conocido y visitante fijo de tabernas y mesones de los barrios bajos de la ciudad.
El buen fraile era popular por estos lugares, y mediaba en las continuas peleas y reyertas que se formaban en dichos bodegones y tascas. También era amigo de pescadores, patrones y gentes del mar, ya que se contaba que en su juventud había sido galeote y que, en más de una ocasión, había manejado el arcabuz contra los enemigos de la corona.
En aquella Cartagena del XVII, eran comunes los ataques y desembarcos de piratas berberiscos. Éstos no dudaban en asaltar los campos, monasterios, iglesias e incluso, tomar algún rehén para pedir un posterior rescate.
Debido a sus contactos, este liberal fraile se enteró de que una nave de piratas tunecinos, estaban a pocas noches de hacer un desembarco en el mismo puerto de Cartagena. No comentó nada a nadie el fraile. Pero lo cierto es que la noche del desembarco, no se encendió la luz de la La Linterna, una torre circular cuyos restos se encuentran en el actual Parque Torres. Esta luz servía para guiar a los barcos y evitar que encallaran al entrar a puerto. Sí se encendió otra luz, colocada astutamente por el fraile, que hizo confundir a los piratas que terminaron forzosamente embarrancados.
Fue en plena noche, cuando una campana tocó alarma en el puerto. La guardia junto con varios vecinos, corrieron al lugar con la intención de defender la ciudad. Cuando llegaron se encontraron una fusta corsaria encallada con 6 tripulantes, que fueron hechos prisioneros.
Al poco tiempo, nadie dudó en señalar al fraile, como autor de aquel acertado plan.
foto: Puerto de Cartagena, imagen de @remepagan, vía Twitter
Todo un as el fraile. La historia me ha recordado a esta canción de los Enemigos.
http://www.youtube.com/watch?v=8vPsLEZ0XPc