En los primeros años del siglo XVIII, se dio en España una fórmula de gobierno denominada: Despotismo Ilustrado, cuyo mayor representante fue el rey Carlos III. ¿Y esto que era?, pues el Despotismo Ilustrado viene a ser una monarquía autoritaria, pero preocupada por un progreso social y técnico-científico.
Para verificar este progreso, se fomentaron y aumentaron las Universidades y sus plazas de matrícula en todo el país. Esto dio la oportunidad a muchas personas con pocos recursos, a estudiar e incorporarse a la maquinaria burocrática del Reino.
Muchos de ellos, desarrollaron una prospera carrera política al servicio de la Corona; e incluso llegaron a ganar algún título nobiliario. Es el caso del murciano José Moñino Conde de Floridablanca.
Empezó su carrera ejerciendo como abogado en los tribunales en justicia madrileños. En 1766, fue nombrado fiscal del Consejo de Castilla. Después fue nombrado embajador español ante la Santa Sede.
Precisamente siendo embajador ante el Vaticano, logró del Papa Clemente XIV la supresión de la Compañía de Jesús, orden fundada por San Ignacio de Loyola.
Los gobiernos ilustrados no se llevaban bien con la Compañía, ya que los Jesuitas tenían un gran influjo político y financiero, que en varias ocasiones chocó con las pretensiones modernistas de la Corte.
Así que, Don José Moñino, consiguió la firma del Papa Clemente en la bula Redemptor Noster (1774), que propició la caída de los Jesuitas. Este éxito político le valió la concesión real del título de Conde de Floridablanca.
Fuente: La Guerra de la Independencia en la Región de Murcia. Taller de Historia del Archivo General.