En el mundo romano, no solo existían las grandes ciudades como Cartagena.
Estas grandes urbes convivían con un entramado de pequeños pero importantes asentamientos rurales dedicados a la agricultura y la ganadería.
En estos pequeños núcleos, trabajaba mucha gente y se dedicaban a abastecer a las grandes polis. Incluso contaban con su “nobleza” local: los terratenientes dueños de las villae.
Varias de estas villas se ubicaban en el término de Jumilla, por ejemplo la de Los Cipreses. Donde se han documentado bodega de vino, almazara de aceite y talleres cerámicos.
Casón de Jumilla, 1600 años entre nosotros
En otra de estas villas se encontraba el “Casón”. El Casón de Jumilla es un mausoleo tardoromano de finales del siglo III d.C. Se trata de un edificio de arquitectura sepulcral hispana, como el Martyrium de La Alberca. En aquellos tiempos, los grandes terratenientes contrataban arquitectos para que les construyeran mausoleos familiares.El Casón estaba revestido de mortero pintado y tendría puertas de madera.
Normalmente estos edificios, que hacían las veces de tumba y capilla, no han sobrevivido hasta nuestros días.Pero el Casón de Jumilla ha llegado hasta nosotros casi íntegro.Está tan bien construido que ha permanecido 1600 años en pie, lo que lo convierte en símbolo y joya de la arquitectura tardoromana en España.
Panteón funerario tardorromano del Casón. Siglo IV d.C. Jumilla, Murcia. pic.twitter.com/A6vD6HDi52
— iberHistoria (@iberHistoria) 9 de enero de 2018
Fuente: periódico La Verdad y Universidad de Murcia ver más…