En viñetas anteriores hablábamos acerca de los distintos dialectos y vocablos que nutren la vasta variedad cultural de nuestro país.
En esta ocasión hemos de rendirnos ante los aspectos meramente climatológicos de nuestra querida nación: tan pronto gozamos de bucólicos parajes frondosos, como nos adentramos en extensos paisajes yermos y desérticos.
Los que somos del sur no podemos sino esbozar irónicas sonrisas cuando nuestros vecinos del norte aquejan el «calor» que sufren en sus tierras. Un buen día de calor veraniego en nuestra tierra hace madurar a cualquiera. Si lo sabré yo…
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