Para el murciano tradicional no existía el reloj. El tiempo lo marcaban los agentes climáticos: viento, lluvia, tormenta, pedrisco…
Claro que se hacía caso al calendario, pero un calendario un tanto especial, basado en la tradición y, sobre todo, marcado por la tierra. Esa tierra que tenía que dar sus frutos para que el huertano pudiera sacar adelante a su familia y animales.
Este calendario rural, llega ha convertirse en algo casi religioso. Es por eso que las fechas señaladas, las que marcan la vida del huertano, están bajo la advocación de un santo patrón. Ese calendario murciano “de la tierra”, sería tal que así:
+ San Miguel (29 Septiembre): se hacían los contratos, se comenzaba a preparar la sementera y se vendimiaba.
+ Todos los Santos (1 Noviembre): se sembraba el trigo y se probaba el mosto de la vid vendimiada en septiembre.
+ San Martín (11 Noviembre): comenzaban las matanzas domésticas del cerdo. Sus productos tenían que llegar hasta pasada la navidad.
+ San Matías (24 febrero): se comenzaba a avivar la simiente del gusano de seda.
+ San Juan (24 Junio): se pagaba el importe del arrendamiento y se iniciaba la siega.
+ San Mateo (21 Septiembre): se empezaba la sementera de la cebada.
+ Santa Catalina (2 Noviembre): se cosechaba la oliva.
Fuente: La Región de Murcia y su Historia. El Costumbrismo en la Literatura Murciana. Francisco Flores Arroyuelo.
De ahí el famoso refrán popular: «A cada cerdo le llega su San Martín»…