Una característica histórica que define a la ciudad de Murcia, es sin duda su huerta.
Desde el tiempo de los árabes, las zonas de irrigación se caracterizan por su densidad de población y mayores recursos.
La huerta se extiende progresivamente gracias a las ceñas, cenias o zenias (sanias, en árabe), que extraen agua de profundas zonas. Las ñoras o norias (nauras), elevan el agua movidas por el propio impulso de la corriente y la encauzan gracias a las acequias (al sekia).
Todo esto era controlado por complejas normas de uso, mantenimiento y conservación. Estas normas perviven en época cristiana y llegan hasta nuestros días como tribunal de riegos (wikalat-al-sekia), antecedente claro del Tribunal de Hombres Buenos.
Este particular Concejo, controla el uso del agua y el mantenimiento de la red. Sus dictámenes inflexibles, eran respetados hasta por los tribunales de justicia ordinarios. Y es que en Murcia, con el agua no se juega…
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Fuente: La Región de Murcia y su Historia. La vida y las ciencias en la Murcia andalusí. Pedro Lillo Carpio.
En el año 1332, se efectuó la primera reunión documentada del Concejo de Herederos o propietarios de la huerta de Murcia, antecedente de la Junta de Hacendados.
fuente: Murcia y el agua. Historia de una pasión
Por otro lado, el Consejo de Hombres Buenos es la única institución ajena al Ayuntamiento de Murcia que tiene derecho a celebrar reuniones en su Salón de Plenos.