El río Chícamo es un afluente del Segura por su margen izquierda.
Su nacimiento se encuentra en las proximidades de la pedanía de Macisvenda y en esta cabecera el curso del agua ha horadado una serie de pozas con un alto valor ecológico.
No en vano en este lugar encontramos al fartet, un pequeño pececillo carnívoro casi endémico de esta zona y en peligro de extinción. Por este motivo la zona está catalogada como Lugar de Importancia Comunitaria (LIC).
Hay una bonita ruta senderista que une la pedanía de Mahoya con El Cájer. Mahoya es conocida tradicionalmente como la huerta de Abanilla. Está regada por las aguas del Chícamo y en este lugar se siguen cultivando brevas, peretas, tomates y los famosos albaricoques de Damasco. Curioso nombre éste, pero no podemos olvidar a esta zona de Abanilla se la conoce como la “Palestina murciana”.
El sendero alcanza una distancia de unos 8 kilómetros y pasa por el conocido Partidor, lugar donde se dividían las aguas para el riego.
Parte de las mismas eran conducidas hasta la acequia de la Huerta de Abajo y a Sahués. Por este lugar podemos encontrarnos antiguas casas-cueva excavadas en las paredes del Chícamo.
Este sendero natural también está protegido por su importancia ecológica y ambiental ya que, además del fartet, también podemos encontrarnos con especies de flora protegida como el cantueso.
El cantueso es una especie de tomillo autóctono con el que los lugareños elaboran infusiones y un licor muy digestivo ideal para el final de las comidas «pesadas».