Caravaca de la Cruz. Según la tradición de la iglesia católica, el madero horizontal donde fue crucificado Cristo fue descubierto por el emperador Constantino y su madre Santa Elena allá por el siglo IV.
Inmediatamente el Lignum Crucis se fue dividiendo en trozos y astillas, comenzando así el comercio de reliquias al más alto nivel.
¿Qué es la Cruz de Caravaca?
Cuando hablamos de la reliquia que se venera en Caravaca de la Cruz, tenemos que diferenciar entre dos objetos principalmente: el reliquiario y la reliquia. El reliquiario es una cruz pectoral de doble brazo cuyo origen es sirio-bizantino. Estos estuches son conocidos con su nombre griego Stauroteca “depósito de la cruz”.
El reliquiario de Caravaca de la Cruz tiene unas dimensiones de 7 y 10 cm los brazos horizontales y 17 el vertical. Contando con que el Lignum Crucis original se alojaba en el brazo vertical, podemos hacernos una idea del tamaño que tenía el madero en su origen: unos 15 cm aproximadamente.
A lo largo de la historia se han conocido cuatro estuches relicarios. En el siglo XIII el lignum crucis se protegió con un engaste de plata dentro del relicario de doble brazo que a su vez se guardaba en una caja de plata dentro de un cofre de marfil ubicado en un tabernáculo. La Cruz de Caravaca estuvo bajo tres llaves durante 300 años aproximadamente.
¿A quién perteneció la Cruz de Caravaca?
Esta cruz pectoral perteneció al patriarca Roberto de Jerusalén, primer obispo de la ciudad santa tras ser conquistada a los musulmanes en la I Cruzada (año 1099). Según las fuentes, 130 años más tarde encontramos de nuevo la cruz de doble brazo en Jerusalén en el transcurso de la VI Cruzada. Tan solo dos años más tarde ya se encontraba en Caravaca de la Cruz.
¿Cómo llega la reliquia a Caravaca de la Cruz?
En la Edad Media, fueron los Cruzados los que iniciaron el comercio de reliquias desde Tierra Santa hacia Europa. La Stauroteca de doble brazo perteneciente al patriarca Roberto, estaba en poder de los Templarios que seguramente la guardaban en la ciudad de Segovia.
Cuando en 1243 Alfonso X El Sabio toma posesión del Reino de Murcia, la frontera bélica contra el Reino de Granada se desplaza hacia el sur, desde Águilas hasta las Sierras de Cazorla y Segura. Caravaca de la Cruz se convierte en «tierra de conflicto» durante unos 250 años, hasta la llegada de los Reyes Católicos. Estas tierras de Caravaca son encomendadas a los Templarios que se mantuvieron en la ciudad unos 45 años hasta su desaparición en el Concilio de Vienne (en torno a 1314). Los Templarios entran en acción en 1265 con Jaime I de Aragón (educado por la Orden) y ayudan a someter a los rebeldes musulmanes.
Para reafirmar que estas tierras son cristianas, en contra de las granadinas, la Orden del Temple traslada la Vera Cruz hasta Caravaca.
Tras los Templarios, las tierras de Caravaca son encomendadas a la Orden de Santiago que se hará cargo de la cruz durante más de 5 siglos. Hoy día podemos ver los emblemas de Santiago en varias casonas e iglesias de la ciudad.
Fuente: La Vera Cruz de Caravaca: símbolo histórico y expresión ritual. Pedro Ballester Lorca
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