El conservador Antonio Cánovas del Castillo es uno de los políticos más famosos de la historia de España.
Idolatrado por sus seguidores y odiado por sus enemigos. Se puede decir que fue uno de «los padres» de aquel bipartidismo entre Liberales y Conservadores que se alternaba en un poder lleno de fraudes electorales y caciquismo. De ésta manera se convirtió en Presidente del Consejo de Ministros, bajo el reinado de Alfonso XII, en siete ocasiones.
La relación entre Cánovas del Castillo y la Región de Murcia fue íntima y duradera. El político contrajo matrimonio en la la iglesia de San Nicolás de Murcia en el año 1860 con María de la Concepción Espinosa, una bella señorita de familia distinguida jumillana. Cánovas visitó varias veces Jumilla donde tuvo sinceras amistades que duraron toda su vida. En un momento determinado los montes de Jumilla corrieron el riesgo de ser «enajenados» por el gobierno, pero Cánovas en una sutil maniobra política consiguió salvarlos. Acción que le le valió su nombramiento como hijo adoptivo de la ciudad del vino. A los 5 años de matrimonio fallece su esposa. Cuentan que el político se sumió en una profunda tristeza.
En el año 1885 la ciudad y los campos de Murcia padecían un terrible brote de cólera. Cánovas del Castillo se plantó en Murcia en visita oficial jugándose el tipo. Al igual que la reina Isabel II se hospedó en el Palacio Episcopal de Murcia que en aquellas décadas ejercía de residencia oficial para los visitas institucionales de alto rango. Esta visita y sus gestiones le valieron el título de hijo adoptivo de la ciudad.
Cánovas del Castillo y La Perla
En octubre de 1896, la ciudad de Murcia va a ser testigo de uno de los acontecimientos más negros de la historia de España. El estado va a proceder a la que sería la última ejecución pública en nuestro país.
Josefa Gómez «La Perla» se enfrenta al garrote vil por un doble homicidio. Según los testimonios, todo apunta a que se trata de un fatídico descuido y no un asesinato en toda regla. Un caso en el que las más altas instituciones han pedido clemencia para la desdichada: el Ayuntamiento de Murcia, la Diócesis y hasta el propio verdugo han pedido el indulto para Josefa. Para ello se han enviado telegramas al rey Alfonso XIII, al Papa y sobre todo al presidente del gobierno, un viejo conocido de la Región de Murcia, Cánovas del Castillo.
El presidente tiene en su mano firmar el decreto que salvará a Josefa y librará a la ciudad de Murcia de ser la última ciudad en España en presenciar una ejecución pública. Parece el mejor comodín a la hora de jugar esta partida.
Pero apesar de sus recuerdos jumillanos y murcianos, el presidente Cánovas no cede. Al parecer hay demasiados casos como el de Josefa y se quiere dar una lección ejemplarizante. La Perla será ejecutada.
Cuentan las crónicas que doce mil apesadumbrados y enfadados murcianos se despidieron de Josefa en el patíbulo. No deja de ser curioso que cerca del lugar donde Josefa fue ejecutada, hay una céntrica calle murciana llamada Cánovas del Castillo. El «amigo de Murcia»que pudo salvar a La Perla.
Fuentes:
Murcia paso a paso. Sus calles y sus nombres. Enrique Culebras Díaz.
Cánovas del Castillo y Murcia. Rafael Serra y Ruiz
Dudo mucho que en 1.896 alguien enviase telegramas a Alfonso XII: En esa fecha, hacía ya muchos años que era fiambre…
Alfonso XIII… ya está corregido. Gracias por el apunte!!