Alumbre es un sulfato muy famoso, utilizado a finales de la Edad Media como tinte para los ropajes de la época.
Y famosas y codiciadas eran las minas de este producto, localizadas en las inmediaciones de la localidad de Mazarrón.
Al contrario que los otros puertos marítimos, el de Mazarrón, estaba especializado en exportar sobre todo alumbres y solo en ocasiones cereales. De hecho Mazarrón fue el único lugar de la época que atrajo emigración, no por sus recursos agrícolas, pesqueros o ganaderos; sino por el alumbre minero.
Las minas de alumbre habían sido descubiertas hacia 1462 y fueron concedidas por Enrique IV a don Juan Pacheco, quien cedió la mitad de sus derechos al adelantado Pedro Fajardo ese mismo año. Otras minas fueron descubiertas en 1525 y fueron concedidas por Carlos V a su secretario Francisco de los Cobos, lo que rompió el monopolio que mantenían los Fajardo y los Pacheco, en las exportaciones de la industria textil del alumbre.
Alumbre murciano en los mercados internacionales
Pero el éxito de las minas de alumbre llegaría en las décadas posteriores a 1530, cuando por su calidad, los alumbres de Mazarrón y Murcia inundaron los mercados flamencos (Bélgica, Holanda) e ingleses en abierta rivalidad con el alumbre italiano. Esta rivalidad entre el alumbre murciano y el italiano, propicio un curioso roce con el Pontífice romano. Ya que el Papa explotaba las minas italianas.
De este modo los ingresos por el alumbre de las minas de Mazarrón, son la base de las grandes obras arquitectónicas construidas por la familia Fajardo en Murcia, durante la primera mitad del siglo XIX. Estamos hablando de la Capilla de los Vélez en la Catedral de Murcia, el Castillo de Mula, el Palacio de Murcia o el Castillo de Vélez-Blanco.
Fuente: Historia de la Región de Murcia. Miguel Rodríguez Llopis.