Según cuenta la historia y la tradición (como muestra el escudo de la ciudad de Murcia), el corazón de Alfonso X El Sabio fue depositado en el altar mayor de la Catedral de Murcia y su cuerpo enterrado en la Catedral de Sevilla.
Pero lo cierto es que los restos del monarca, tenían en un principio diferente destino. Veamos cual…
La sede episcopal de Cartagena fue restaurada en 1250. Por aquel entonces, ubicar la capital de la diócesis en Murcia era impensable por la cantidad de musulmanes que aún moraban en la ciudad. El problema de Cartagena eran los asaltos piratas que sufría casi constantemente.
Para solucionar el problema, Alfonso X El Sabio ideó una serie de planes sobre la ciudad portuaria. Primero constituirla como sede episcopal. Este hecho afianzaba la tradición romanista que la monarquía castellana quería transmitir: constituirse como herederos legítimos de la antigüedad romana y visigoda. La vuelta de Cartagena como centro episcopal, relanzó económicamente la ciudad portuaria y fue un golpe político para aquellos obispos limítrofes que pretendían aumentar su poder en el Reino de Murcia, creando nuevas sedes apostólicas.
Cartagena, puerto principal en el Mediterráneo
El segundo plan de actuación del rey Sabio, era convertir Cartagena en una plaza fuerte de su reino. Es por ello que potenció el puerto cartagenero como enclave militar, con la creación en 1272 de la Orden Militar de Santa María de España. Esta orden estaba destinada a luchar contra los musulmanes en el mar y cuya sede fue establecida por Alfonso X en Cartagena.
El apego sentimental del monarca hacia este proyecto cartagenero, se mostró fehacientemente. En las primeras disposiciones sobre su enterramiento, hacia 1273, estableció que su cuerpo fuera sepultado en Cartagena, concretamente en el Monasterio Cisterciense de Santa María.
Fuente: Historia de la Región de Murcia. Miguel Rodríguez Llopis.
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